Sabes que nada se compara a mi creatividad por tí.Y sabes que nadie desató tanto mis tormentas ...
Es verdad que llueve sobre las ruinas de mis castillos y el viento brama queriéndose llevar con él las cartas que te escribí.Pero yo no te olvidé.
Que el subjuntivo es el tiempo verbal estéril te lo enseñé yo.
Algún día escalaré tus murallas con una rosa entre los dientes, mi lira colgada a la espalda, y mi espada a la cintura y, esta vez, no caeré al foso de los cocodrilos...
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