sábado, 8 de octubre de 2011

LÁGRIMAS ÁCIDAS


Se había levantado tempranísimo o tardísimo (“tarde-temprano” como ella decía) o tal vez nunca se acostó, era todavía de noche y su paso nerviosamente apresurado por las calles desiertas de Madrid; sus modernos zapatos de tacón traqueteaban por la estrecha callejuela completamente solitaria donde el Dr. Amor tenía la consulta.
Llevaba el pelo aún mojado y, tras de sí, iba dejando una fragancia capaz de competir con el olor del Patio de los Naranjos de Sevilla en el día más primaveral de todas las primaveras.
Había un gesto de determinación, autoridad y genio en sus movimientos fantásticamente sensuales que evidenciaba su juventud de “mujer-niña” soñadora y enérgica de 28 años .
Y también una inteligente tozudez, una reflexiva perseverancia, que la hacían parecer capaz de cambiar a un hombre y darle la vuelta como a un calcetín.
Subió corriendo las estrechas escaleras que llevaban al 1º- C dejando entrever a cada peldaño unas piernas de mujer que hubiesen hecho naufragar al mismísimo Ulises, incluso atado con tres pares de cadenas de oro.
La puerta estaba abierta y al fondo, bajo la luz amarillenta de un flexo dorado moteado de pecas de óxido estaba el Doctor Amor, quien al oirla llegar, se apresuraba a cerrar las ventanas del implacable y moderno Windows XP que tenía instalado en un viejo ordenador, como ocultando traviesamente algo muy suyo...
El Doctor tenía unos 43 años... 44 quizás aunque pareciesen algunos más y, debajo de su bata blanca cuidada y elegantemente entreabierta, se podía ver que vestía un polo de golf Ralph Lauren azul turquesa y unos tejanos que terminaban conscientemente deshilachados sobre unos zapatos náuticos lo que le confería, en su conjunto, un aspecto de maduro deportivo . Deportista no, deportivo.

•Pase pase, por favor _ la invitó con cortesía cinematográfica mientras separaba la silla de una secretaria antigua de madera impropia del consultorio de un médico, se diría de un abogado o un escritor, pero nunca de un médico.

•Es Vd. muy puntual ! _ le dijo buscando una empatía rápida aunque distante con una mueca lateral que podía sugerir una sonrisa.

•Sí Doctor, siempre lo soy_ replicó ella con una, hasta insultante, rapidez mental manteniendo siempre aquella distancia.

•Bueno, veamos..qué le trae por aquí?

•Bueno, quiero ser muy rápida porque tengo prisa: estoy sintiendo algo por alguien, algo que me perturba y quiero saber si es Amor con mayúsculas para tomar mis decisiones

El Doctor sonrió exclusivamente con el brillo de los ojos sin alterar un sólo músculo de la cara . Tenía la barba de un día y medio alternada en pequeñas púas erizadas blancas y negras. Detrás de él, sobre la pared, colgaba un enorme cuadro con el Ave Fénix y sobre la mesa yacían una taza de café vacía y una estilográfica Mont Blanc burdeos y oro.

•Bien, no es fácil lo que me pides_ la tuteó inesperadamente_ pero vamos a intentarlo.

•Sí, vamos a intentarlo_dijo ella abriendo una sonrisa pícara, que se antojaba la Puerta hacia el Paraíso Terrenal.

Ella era de una belleza cruelmente insostenible, desconsoladoramente inmensa. Tenía las piernas cruzadas y el Doctor se juró a sí mismo atarse al mástil de sus años para no mirar ni una sola vez, ni media, hacia aquella piel bronceada .

•No puedo comenzar yo, me tienes que preguntar tú_aseveró académicamente el Doctor

•Cómo es eso..Doctor?

•Bien dime ... hazme preguntas sobre el Amor verdadero y compara mis respuestas con “eso” que sientes. De acuerdo ?

•Ok_dijo ella con su modismo anglosajón de universidad madrileña.

•Le pregunto Doctor: es algo grande o pequeño, me refiero al Amor, obviamente._ rió-sonrió.

•Es mutable, puede ser grande como el Himalaya por la mañana , tornarse un grano de arena por la tarde y volver con el tamaño de tres universos por la noche, me refiero al amor obviamente_ dijo sentando las bases de quién podía conquistar a quién si es que esto remotamente se pudiese plantear.

•Duele?

•Puede ser un dolor soportable, hasta agradable. Cuando es imposible duele como la peor de las enfermedades en fase terminal

•Bueno, pero la Pasión puede ser así también

•Sí, por eso tenemos que seguir buscando...

•Ok, qué síntomas físicos tiene ?

•Ojos dormilones, ojeras, relajante frescura en los ojos de tanto llorar, balsámico cansancio en los pómulos, un desgaste placentero, un placer desgastante , una alteración metabólica severa .

•Como la pasión..entonces?

•Sigue...

•Tengo muchísima prisa, me gustaría que me ayudase un poco más

•Qué puedo hacer ?

•No sé, dígame algo más definitivo, más concluyente.

•Pregúntame algo más definitivo, más concluyente, no me preguntes “cómo es”, pregunta mejor “cómo se siente “

•Cómo se siente?

•Hay una palabra terrible que lo define, lo diferencia de la pasión , de lo efímero de lo pasajero, de lo corporal..

•Cual és?_ dijo ella clavando aquellos dos mares transparentes en los ojos del Doctor con curiosidad ansiosa ...

•Se siente...Eterno.

•Para siempre ?

•Sí ... sientes algo así como que se podía quemar Roma tres veces contigo dentro, dejar reducido a cenizas tu cuerpo y aún así, tu Amor seguir y seguir vivo. Drásticamente Eterno, desconsoladoramente “para siempre”...tozudamente “hasta el final”. Por eso es tan poderoso, mueve montañas y retiene a las personas una vida entera y sus posteriores generaciones . La pasión tiende a lo inmediato, el amor a lo eterno .

•A pesar de la imposibilidad?

•A pesar del Universo en ambos casos, en eso se parecen y se pueden confundir.

Ella miró al Ave Fénix del cuadro, conocía el mito, porque era una devoradora de libros, de versos, una “palabro-adicta” que amaba la literatura como a una familia.

•Bueno, me tengo que ir_ (siempre se estaba yendo, siempre !...)_ qué le debo?

•Esta primera vez nada, vas a tener que venir muchas veces más, ya lo verás.

Se despidieron cortésmente, cuidadosamente, con excesivo cuidado para disipar remotas e inconfesables dudas o tentaciones que a alguno de ellos, o a los dos, les pudieran asaltar, se dieron un beso concienzudamente cuidadoso "como los erizos hacen el amor", ella desapareció como había venido, andando apresuradamente en un "tener muchas cosas que hacer y ninguna", tenía un torbellino de sueños dentro.
Él se quedo mirándola a través del cristal empañado de su ventana, como desde un tren en marcha, con las dos manos metidas en los bolsillos de la bata blanca ,tenía los ojos brillantes rodeados de finos surcos.
Se volvió un momento hacia su ordenador sólo para comprobar que su último mensaje, enviado a las 05: 43 p.m. había quedado, como siempre, sin respuesta. Y volvió a la ventana para hacer tiempo .
Poco después, Madrid amaneció como habitualmente lo hace : con ruido... con humo, con oscuros borrones...siempre flotando entre nubes...siempre entre amorosas cadenas ,amargas desidias y lágrimas ácidas ...

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