viernes, 13 de mayo de 2011

NOVELA POR ENTREGAS (CAPÍTULO IX)


Y el caos... sí es la verdadera esencia de la vida .
El equilibrio es solo un accidente, un producto del caos.
La vida en sí es un accidente, un maravilloso accidente que surge en una parada del movimiento contínuo que del caos.
Nuestra cortísima e instantánea vida se da porque se aliaron una serie de factores y no sabemos hasta cuándo se seguirán aliando, ni por qué se aliaron. Inmersos en este extraño misterio, vivimos y queremos perpetuarnos mientras dura.
Una consigna divina nos obliga a ello, sin más garantías que la de existir hoy, ahora, en este momento. No sabeis por qué estais aquí, ni hasta cuando ni cómo , ni para qué, pero..."creced y multiplicaos"
Y el amor es el vehículo, la fuerza que nos empuja a ello con la fuerza con que giran los planetas.
A los hombres nos gustan las mujeres y a la mujeres los hombres, y a ambos nos gustan los bebés e imantan nuestro cariño.
Nadie puede resistirse al amor. El amor es el programa que hace funcionar la especie .
Torpemente intentamos describirlo, cantarle, odar al amor, prestarle homenaje con detalles románticos, regalamos flores , anillos y balbuceamos limitadas poesías.
Y no hacemos más que lo que hacía aquél ángel con forma de niño que en la orilla de la playa intentaba meter el mar en un pequeño agujero ayudándose con una concha.
Nunca siquiera nos aproximaremos a su grandeza. Y hacer el amor...quizás sea el momento donde más cerca estamos de conseguirlo. De nada vale querer rodearlo todo de racionalidad, de tradición, de formalismos.
Hacer el amor es volver a morder la manzana, es unir el bien y el mal, el ying y el yang, la infinita bondad con la perversidad.Del acto del amor hacemos el mayor de los milagros o el peor de los objetos de vicio e indignidad.
Y el acto en su dimensión objetiva, es el mismo.

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