Te lo ruego, deja el silencio, aunque sabemos que no es ausencia; me matas cada día que lo guardas; pero no calma que me regalas la vida cada que profesas un enunciado dedicado a mi. Siempre tienes la puerta abierta para mi. Un abrazo, un beso con vino, ven, ven pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario